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Díptico de San Gamaliel, santo del día (1): Hoy, el maestro de San Pablo

 
 
            Que el Gamaliel cuya festividad celebramos hoy fue el maestro de Pablo lo sabemos porque el propio Pablo nos lo dice, bien que no en sus Cartas, en las que jamás se refiere a su persona, sino en testimonio interpuesto a través del libro de los Hechos que escribe el biógrafo paulino que es Lucas:
 
            “Instruído a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la Ley de nuestros padres” (Hch. 22, 3).
 
            A este Gamaliel maestro de Pablo, se refieren los propios Hechos de los Apóstoles con palabras tan elogiosas como las siguientes:
 
            “Un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley con prestigio ante todo el pueblo” (Hch. 5, 34).
 
            El rabí judío Gamaliel registra una intervención estelar en los textos canónicos cristianos. Ocurre que poco tiempo después de crucificar a Jesús, entre dos y tres años, el Sumo Sacerdote manda arrestar a todos los apóstoles. Liberados por el ángel del señor, les ordena predicar en el Templo, donde vuelven a ser detenidos por la guardia del sanedrín. Una vez ante el órgano de gobierno que había condenado a Jesús, sus miembros ordenan a los apóstoles no volver a predicar el nombre de Jesús. Pedro hace entonces uno de sus discursos:
 
            “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole de un madero. A éste le ha exaltado Dios con su diestra como Jefe y Salvador, para conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Y nosotros somos testigos de estos hechos, y también el Espíritu Santo que ha dado a los que le obedecen”. (Hch. 33 29-32).
 
            En ese momento, la turba y hasta los propios componentes del sanedrín se alzan contra ellos para lincharlos, momento en que uno de sus miembros, precisamente Gamaliel, haciendo salir a los apóstoles, pronuncia el siguiente discurso:
 
            “Israelitas, mirad bien lo que vais a hacer con estos hombres. Porque hace algún tiempo se presentó Teudas, que pretendía ser alguien y al que siguieron unos cuatrocientos hombres; fue muerto y todos los que le seguían se disgregaron y quedaron en nada. Después de éste, en los días del empadronamiento, se presentó Judas el galileo, que arrastró al pueblo en pos de sí; también éste pereció y todos los que le habían seguido se dispersaron. Ahora, pues, os digo: Desentendeos de estos hombres y dejadlos. Porque si este plan o esta obra es de los hombres, fracasará; pero si es de Dios, no conseguiréis destruirlos. No sea que os encontréis luchando contra Dios” (Hch. 5, 35-39)
 
            Discurso que se muestra de suma eficacia y aplaca los ánimos de todos - añaden los Hechos que sus colegas “aceptaron su parecer” (Hch. 5, 39)- lo que no libra sin embargo a los apóstoles de ser azotados, ni a los sacerdotes de que dejaran de predicar en el Templo.
 
            Un evento que revela varias cosas. La primera que la predicación de los componentes de la nueva secta todavía se realiza en el Templo, lo que quiere decir que mal que bien, se mantiene en el ámbito de la religiosidad judía. La segunda que con toda probabilidad, Gamaliel habría formado parte del sanedrín que había condenado a Jesús.
 
            La tradición cristiana reserve para el maestro de Pablo un piados huequecito. Según los llamados “Reconocimientos” atribuídos al obispo de Roma Clemente (88-97), Gamaliel habría abrazado la fe cristiana y habría permanecido en el sanedrín a los solos efectos de crear una quinta columna cristiana en el al órgano de gobierno. Según Focio, habría sido bautizado por los apóstoles Pedro y Juan, junto con su hijo y con Nicodemo. Una tradición incluso dice que era uno de los doctores del Templo con los que discutía Jesús cuando con doce años se perdió en él, y otra venera su cuerpo en Pisa (Italia) supuestamente descubierto en el s. V y hasta se le venera como santo el 3 de agosto.
 
            Y una postrer cuestión: en caso de haberse producido dicha conversión, ¿es Pablo la pieza clave de la misma? Aunque de haber sido así, Pablo, sin duda, no se habría privado de relatarlo en algún momento a lo largo de sus informativas epístolas.
 
            Y sin más por hoy queridos amigos me despido de Vds. no sin desearles también hoy, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos. Mañana completamos este díptico de Gamaliel con una reseña de su figura a partir de las fuentes no cristianas.
 
            ©L.A.
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