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Ser guapo, ser deseado y felicidad

 

      El capitalismo se centra en el tener, el tener se convierte en un dios, y el único pecado de esa «religión» es perder dinero.

      Esto se refleja en la vida de la sociedad de una manera continuada. No nos preocupa lo que somos, es más, no sabemos en muchos casos lo que eso significa. Tener es lo importante.

      Nos quejamos de que los demás valoren a las personas por lo que tienen, pero en el fondo, estamos todo el día dando signos externos para que nos valoren por lo que tenemos.

      Se cambia de coche cada cierto tiempo, o por lo menos lo pintamos de otro color, alguien picará y se creerá que es nuevo.

      Presumimos de cargo, de sueldo, de  dinero,de vacaciones, de colegio de los niños, de lo que haya que presumir.

     Todo lo que sea necesario para demostrar que soy muy                                                                                            
importante porque tengo muchas cosas, mucho poder. Lo digo sin recato.

     Así, estando en ese positivismo exacerbado, pasamos
sin darnos cuenta al utilitarismo en el cual se trata a las
cosas como personas y a las personas como cosas.

     Es decir, se valora a las personas no sólo por lo que tienen materialmente, sino por lo que tienen físicamente.

     Esta valoración de lo físico hace que, en nuestra sociedad, las personas gasten mucho dinero y se sometan a mil sacrificios por cuidarlo.

      La perfecta conjunción es mucho dinero y
buen físico.

      Muchos darían su vida por ello, o al menos, parte
de su vida. Encuestas hay que lo dicen.

      Además damos por seguro que las personas en esa situación son felices.

     ¿Nosotros por que no lo somos? Nos faltan ceros
en nuestra cuenta corriente y un poco más de belleza.

      Pero llegaremos.

      Hay que esforzarse, seguro que terminaremos teniendo
muchas cosas y siendo guapos, o sea, felices.

      Realmente, cuando pido que me valoren por lo que tengo, lo que hago cada vez más es convertirme en objeto, sobre todo en el terreno de la guapura, de lo físico.

     Cada vez que tengo oportunidad, expongo el físico y los demás desean lo que ven.

     Digo que el pudor no existe, que no me da vergüenza, lo expongo todo si puedo.
     En el fondo estoy pidiendo que se me trate como objeto. Soy un escaparate.

     Cuando una persona pone todo su esfuerzo en mejorar lo que tiene física y materialmente, quiere que se le valore por lo que tiene, o sea, como objeto.

     Cuando se acerca el verano los esfuerzos se redoblan.

     Así seré más deseado…

      Cuando las cosas se exponen, se dice que están en el escaparate.

      Para eso están los escaparates, para que la gente vea cosas y las desee. Uno cuando ve algo en el escaparate y lo compra, es probable que, antes o despues, se canse y lo deje, seguro que ,con el tiempo aparecerá algo mejor.

    Además, de lo que hay en los escaparates, la gente habla, opina, compara.

   Yo quiero ser tratado así. Mi intimidad es lo que se ve.

   Sería mucho pedir que te tratasen por lo que eres, a ti lo que te interesa es lo que tienes.

   A ese tener dedicas todos tus esfuerzos y con tus obras estás diciendo que quieres que te traten así.

    Luego te extrañas de que la gente se acerque a tí para ver que coge. ¡Es lo normal!

   ¡Sin embargo dices que eres feminista, que no eres machista o que estás a favor de la mujer!

¡No olvides que los cántaros vacíos son los que más suenan!
 Mucho esfuerzo por tener, por aparentar pero...te has preguntado ¿tu que eres?

contreras@jmcontreras.es

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