Santos Cándida y Emer, madre e hijo.
De ambos, lo que puede certificarse es el culto, bastante antiguo, que reciben en Banyoles, como bien dices. Según esta leyenda, Cándida era natural de la zona de lo que hoy es Francia, hija de padres nobles y emparentados con San Carlomagno (28 de enero y 29 de diciembre, traslación de las reliquias). Muy joven fue casada con un igualmente noble caballero llamado Baldiri, pero pasaron los años sin tener descendencia. Dos apariciones, una de la Virgen María y otra de su ángel de la guarda, le prometen que tendrá un hijo que será un gran santo. Y en un sueño, ve una parra con jugosos racimos, de los cuales, los que se acercan hallan consuelo, comprendiendo sería su hijo un taumaturgo.
Nació el niño, y sus padres le pusieron Mer, castellanizado posteriormente como Emer y Emerio. Desde niño, como no, fue piadoso, caritativo, penitente, inclinado a las cosas del cielo. Siendo un jovencito, quiso su padre inclinarle a la carrera de las armas, pero el joven, y su madre, desprecian los bienes y honras terrenales, aspirando a los bienes eternos. Aún así, Carlomagno, toma al chico para que le acompañase en la campaña contra los moros en lo que hoy es Cataluña. Aquí realizaba un portento todos los días: tenía un cántaro de agua con peces, de los que alimentaba todos los días a las tropas, sin que menguaran los pececillos. Terminada la guerra, el joven se queda como eremita en Banyoles.
Otros milagros se cuentan de San Emer, como el dragón que exorcizó en un lago de Banyoles. La bestia aterrorizaba a los habitantes y nadie podía con él. Se acercó el joven Emer y haciendo la señal de la cruz, lo amansó, lo ató con su cinturón y lo llevó al centro del pueblo, donde le mató el pueblo. Esta leyenda, exacta, se cuenta de San Armel de Plouarzel (16 de agosto), y la confusión le ha llevado a que la iconografía presente esta escena en tiempos en los que Emer es abad y revestido con ornamentos sacerdotales, sustituyendo el cinturón por una estola. No hay que pasar por alto el parecido de nombres, para hallar el origen de la leyenda.
Mientras, Cándida se dedica a hacer vida eremítica durante unos años. Al enviudar, decide ir junto a su hijo, al que halla convertido en abad del monasterio de San Esteban de Banyoles, que habría fundado el mismo santo. No le bastaba aquella vida a Emer, por lo que abandonó el monasterio para vivir retirado completamente cerca de Vilademuls. Quiso la madre vivir junto a su hijo, pero este, para que no le impidiera vivir en soledad, lanzó su báculo abacial, y en Farga, donde cayó, le construyó una ermita a su madre, que vivió allí retirada hasta morir. Luego se le dedicaría la ermita a su nombre y culto, que aún se conserva.
Ahora, pero que hay de realidad en toda esta leyenda? Pues poco, aunque, como dije antes, el culto de ambos es bastante antiguo en Banyoles y Farga. Pero se sabe que el monasterio de San Esteban fue construido en 812 por el abad Bonito, mientras que el culto de Emer consta en este en 827, por lo que no pudo fundarlo si años antes había muerto. Debió ser un eremita con fama de santo, que viviría por los alrededores, al que se le comenzó a venerar en el monasterio. Las reliquias serían trasladadas al monasterio, y con la supresión de este, se trasladarían a Gualbes, en cuya iglesia parroquial ocurriría la invención de las reliquias el 4 de junio de 1627.
El culto a Santa Cándida, aunque se conserva, es en menor grado al de su hijo en Banyoles. Es abogado contra las sequías y las epidemias.
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