El técnico del Sporting echa al capellán del vestuario y los jugadores ya no rezarán el Padrenuestro
Además, este capellán ha llevado al equipo a visitar a la Santina, la Virgen de Covadonga, cada vez que el equipo ha tenido que celebrar algo, como los ascensos a primera división.
Sin embargo, Fueyo ya no podrá ayudar espiritualmente a los jugadores del Sporting ni rezar con ellos antes de los partidos. Con la llegada de Rubi, el nuevo entrenador, ha cambiado todo aunque no la situación pues el equipo sólo ha conseguido un punto de los últimos nueve posibles.
Rubi ha decidido aislar al vestuario y una de las principales víctimas ha sido el capellán. El pasado fin de semana fue la primera vez en 20 años en la que este sacerdote no pudo rezar con los jugadores.
“Es una decisión que toma el entrenador y toca obedecer. También ha prohibido la entrada a auxiliares y médicos para que sus jugadores estén centrados”, se limita a decir este cura.
Su exclusión del vestuario ha levantado críticas entre muchos aficionados del Sporting, pues la relación de Fueyo con los jugadores ha sido muy positiva e incluso en estas dos décadas ha casado a varios de los futbolistas que han pasado por este vestuario.
El padre Fueyo, celebrando misa en el estadio de El Molinón de Gijón
Enamorado del Sporting y de las misiones
“Estábamos en el seminario cuando recibimos la visita de un obispo de Burundi que pedía algún voluntario para crear una misión allí", recordaba Fueyo sobre su juventud, quien reconoce que ni siquiera sabía dónde situar el país africano.”Tuvimos que buscarlo en un mapa, pero otro compañero y yo nos animamos a ir”.
Una vez en Ntita, una región del Noreste de Burundi, los sacerdotes empezaron de cero a construir la misión. “Lo más complicado fue aprender el kirindi, pues hay que cambiar el chip, no tiene nada que ver con las lenguas europeas", explica el cura, y sonríe al indicar que «suena como un canto”.
Llorar al dejar África
Aunque el periodo de estancia debía ser de cinco años, Fueyo permaneció once en Burundi, hasta que reclamaron su presencia en Gijón, para dar vida a una nueva parroquia en El Coto.
“Me fui de allí llorando y me prometí que no moriría sin volver, cosa que hice en un par de ocasiones hasta que comenzaron los conflictos armados, en 1993”, señala.
Así, en 1983 Fernando regresó a Gijón para ponerse al timón de la recién nacida parroquia de San Nicolás de Bari, ocupación que alternó primero con la enseñanza en institutos y después con el arciprestazgo de Gijón.
También fue por aquella época cuando entró a formar parte, como segundo capellán, del Sporting de Gijón, ´ascendiendo´ al primer puesto hace dos décadas.
Y pudo volver a Burundi en 2014 gracias a la colaboración de muchos asturianos. Con una ambulancia y con 50.000 euros para las misiones volvió a África para acabar de construir un centro médico.
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