San Renovato de Mérida, obispo.
Su vida fue escrita por Pablo, diácono de Mérida, que vivió cercano en el tiempo a Renovato, sin embargo, más que escribir una biografía, solo se dedicó a reseñar principalmente un hecho, obviando su acción pastoral como obispo. Solo nos dice que era hermoso de cuerpo, de aire noble y de gran dulzura. Sus padres eran de sangre real goda y habían sido arrianos.
Según esta "vita", Renovato fue abad del monasterio de Cauliana, donde había un monje amante de comer y beber vino como un cosaco. No contento con lo que se le daba, robaba lo que podía. Ni las exhortaciones, ni los regaños, ni los castigos lograban que se enmendara, añadiendo además el escándalo para la comunidad. Ante esto, Renovato optó por otra táctica: dijo al monje despensero que dejara todo abierto y que el glotón se saciara cuantas veces quisiera. Esa noche el monje al llegar a la despensa y verla abierta, cogió todo lo que pudo, y arrambló con algunos odres de vino. Bajo un árbol lo comió y bebió todo, quedando dormido profundamente. Así estuvo varios días hasta que un día en que vagaba por la ciudad, enfermó por sus ingestas y eso sumado a la borrachera que llevaba, le hizo caer sobre su propio vómito. Las burlas de grandes y chicos no se hicieron esperar, lo que avergonzó mucho al monje, que como pudo llegó al monasterio. Se echó en su cama, enfermo y mientras yacía, oyó a los monjes cantar la antífona "Considera el terrible juicio del Señor y la temida sentencia de la severidad vengadora de su juicio, considere los años de tu vida, y encamina tus pasos al bien, ante que la muerte corrija tu vida para siempre". Al oír esto, el monje se sintió golpeado en la conciencia y confesó todos sus pecados, muriendo tres días después.
Y nada más sabemos de él, salvo que en 616 fue nombrado obispo. Al morir sobre 633 fue sepultado en el altar de Santa Eulalia. En 1500, estando haciendo obras en la iglesia, sus reliquias y las de sus predecesores fueron halladas, elevándose y venerándose públicamente desde entonces.
La diócesis de Mérida lo celebra a 14 de noviembre junto a los santos obispos emeritenses Fidel, Inocente, Paulo, y Masona.
Fuentes:
-"España sagrada". Volumen 13. FR. ENRIQUE FLOREZ. OSA. Madrid, 1816.
-"Santoral español". MANUEL ARROITA Y GOMEZ. Madrid, 1864.
A 31 de marzo además se celebra a
San Benjamín, diácono mártir.
Beata Juana de Tolosa, terciaria carmelita.
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