La Traslación de los Reyes Magos.
La Traslación de los Reyes Magos. 23 de julio.
Los Sabios en el Evangelio.
Todos sabemos quienes son los Reyes Magos, por lo cual prescindo aquí de todo el sentido bíblico, simbólico, así como la evolución iconográfica de estos personajes. Solo apunto que aparecen en el evangelio de San Mateo con la finalidad de demostrar a los judíos que Cristo es el Mesías prometido, pretendiendo contar hechos que son avalados, por el mismo evangelista, con profecías o hechos del Antiguo Testamento. Y prescindo porque otros lo han hecho, y mejor que yo.
Los Reyes en la Liturgia y la Patrística.
Desde el siglo III los Santos Padres comienzan a comentar este episodio, con bellas frases, analogías teológicas y simbolismos. Es en el siglo V, cuando San Casiano de Arlés (29 de febrero) los nombra, por primera vez, como reyes, aplicándoles el salmo, leído aún en la liturgia de la Epifanía: "Reges Tharsis et insulae munera offerent, reges Arabum et Saba dona adducent, et adorabunt eum omnes reges terrae, onmes gentes servient ei".
La cantidad ha variado mucho en el tiempo, se ha hablado (y representado) de tres, cuatro, seis, ocho… pero prevaleció el tres, número simbólico bíblico y por los tres “regalos” que ofrecieron al Niño Jesús. Aunque los Santos Padres se explayaron en explicaciones sobre la estrella, de donde venían los “magos”, como y cuando llegaron… etc., ninguno se atrevió a ponerles nombres, eran conscientes de que era aventurar demasiado.
Ya en el siglo VI, en Oriente, comienzan los añadidos más increíbles, como el que los dones llevados por los magos, habrían sido escondidos en una caverna por el mismo Adán, y trasmitido a sus descendientes, hasta que apareciera el signo de la estrella. Y aparecen los primeros nombres: Hormid, Jazdegard y Peroz. Serían bautizados por el apóstol Santo Tomás (21 de diciembre y 3 de julio, traslación de las reliquias). En Occidente, los tres nombres que permanecen hasta hoy, Melchor, Gaspar y Baltazar, aparecen en el siglo IX. Aún abundan otras fantasías, como que fueron consagrados obispos.
Las reliquias de Colonia.
Marco Polo, en el siglo XIII, dice ver las tumbas de los Reyes en Senwa, Persia, su ciudad natal y desde donde habrían salido para Belén. Incluso dice que los tres cadáveres estaban incorruptos, con pelo y barba. Pero, sin embargo, la tradición occidental señala que los tres cuerpos estuvieron primero en Milán y después en Colonia. A saber… En Occidente, a partir del siglo XII se empezó a hablar de manera difusa del traslado de Milán a Colonia. Una leyenda del siglo XI afirmaba que el obispo San Eustorgio de Milán (18 de septiembre) las había obtenido en el siglo IV del emperador de Constantinopla, lugar adonde habrían sido llevadas por Santa Elena (21 de mayo, con San Constantino), 13 y 18 de agosto), que las había obtenido en Oriente, cambiándolas por reliquias de Santo Tomás. Pero hasta ahora en Constantinopla no hay ni un solo vestigio de culto a estos personajes, cosa rara, siendo tan importantes.
Otra versión con mucho menos fundamento dice que fue San Arsacio (12 de noviembre), quien las habría trasladado en el siglo IV a Milán, donde fueron puestas en una Basílica dedicada a ellos, hoy perdida. En el año 1162, Federico Barbaroja conquistó Milán y siguiendo los consejos del obispo-canciller Reinaldo de Dassel, se llevó las reliquias a Colonia, Alemania, donde llegaron un día como hoy, 23 de julio de 1164, hace 853 años. El relicario que hoy vemos es una maravilla en oro, plata y piedras preciosas, que tardó 40 años en construirse. Una vez las reliquias dentro e instalado, se concluyó que era necesaria una nueva catedral, digna de tan maravilloso relicario y reliquas. Y ya sabemos la maravilla que construyeron, joya del arte gótico.
En 1247, Inocencio IV concedió indulgencias a los que fueran a venerarlas. Ante todo esto, ni siquiera hay certeza de la existencia real de estos personajes, como para que también sus reliquias hayan permanecido en el tiempo, pasando por tantos avatares. La mayoría de historadores concluyen que en el siglo XII Barbarroja se apareció en Colonia con aquellos cuerpos y encargó al carmelita Juan de Hissendeim que contara todas estas “tradiciones” y traslados Oriente-Constantinopla-Milán-Colonia.
En 1854, luego de muchas reticencias, la curiosidad pudo más que la reserva, y las autoridades eclesiásticas permitieron un estudio somero de las reliquia. El relicario fue abierto, y restaurado, y en su interior se hallaron tres osamentas de tres varones: dos hombres entre los 30 y los 50 años, y un niño entre los 12 y los 14. En 1979 se permitió un nuevo reconocimiento, esta vez de las telas brocadas que cubrían los cuerpos, y resultó que eran manufactura de entre los siglos II y III de Cristo, y de origen oriental.
Benedicto XVI las veneró en su visita a Colonia en 2005, pero esto no significa un reconocimiento oficial de la Iglesia a dichas reliquias. El papa simplemente cumplió una devoción que no implica reconocimiento, ni obliga a los demás a imitarla.
Y además podéis leer
De la Invención y Traslación de reliquias en la Iglesia
La Invención de las reliquias de San Esteban.
La Invención de Santiago Apóstol.
La Traslación de Santiago Apóstol.
La Traslación de San Gregorio Nacianceno.
La Traslación de San Juan de Mata.
La Traslación de San Phantalo.
La Traslación de Santa Juana de Lestonnac.
A 23 de julio además se celebra a
Beata Brígida de Holanda, dominica.
Nuestra Señora, Madre de la Divina Gracia.
Santos Bernardo, María y Gracia, hermanos mártires.
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