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Condena de 4 años para el contable de Auschwitz: una superviviente de Mengele lo abraza y perdona

El exmiembro de las SS hitlerianas Oskar Gröning, llamado el "contable de Auschwitz", de 94 años, ha sido condenado por la Audiencia de Lüneburg (norte de Alemania) a cuatro años de cárcel por complicidad en la muerte de 300.000 judíos en ese campo de exterminio nazi.

La cámara alemana declaró culpable al procesado. La fiscalía pedía tres años y medio de prisión; la defensa solicitaba la absolución.

Por su edad y salud precaria, puede que no llegue a ingresar en prisión.

El proceso contra Gröning se inició en abril con una amplia confesión por parte del procesado. Groening admitió su complicidad moral, como contable, en esas muertes, correspondientes a la llamada "Operación Hungría" en que más de 450.000 judíos fueron deportados a Auschwitz, de los cuales unos 300.000 fueron asesinados en la cámara de gas tras su llegada al campo, cuando faltaba menos de un año para acabar la guerra. Gröning pidió perdón a las víctimas por su parte de responsabilidad.

El procesado ingresó en las SS en 1941, con 20 años, y empezó a servir en Auschwitz dos años más tarde. Era quien se incautaba del dinero, el equipaje y las demás pertenencias de quienes llegaban como deportados a Auschwitz, con lo que contribuyó a la financiación del Tercer Reich, un régimen rigurosamente eficaz en obtener el máximo beneficio de cada deportado.

El procesado negó haber participado directamente en la selección de los deportados, entre los que quedaban destinados a trabajos forzosos y los que morían en la cámara de gas por considerarse demasiado débiles o no aptos para el trabajo.

Desde la apertura del proceso, Gröning pidió perdón a los colectivos de víctimas y reconoció su culpa moral.

Una víctima lo abraza
El momento más emocionante del juicio sucedió cuando Eva Kor, de 81 años, superviviente de los experimentos mortales del Doctor Josef Mengele con gemelos en Auschwitz, se acercó al antiguo contable de las SS, extendió sus manos y lo abrazó. Groening, con sus 93 años, la miró con asombro, después la besó en la mejilla y la escuchó.

Hablaron un poco. Ella le preguntó si conoció al Doctor Mengele, y él dijo que no se trataron. También le preguntó, sin éxito, por los archivos de Mengele con esos experimentos, que han desaparecido.

Siempre me interesó encontrarme cara a cara con Groening, porque creo que hay una interacción humana que ni yo ni nadie puede predecir”, explicó luego a la prensa la señora Kor, que recorrió más de 4.000 millas desde su casa en Indiana (EEUU) para acudir al juicio en Luneburg (Alemania).

En la BBC Radio 4 declaró: “Tiene 93 años, encarcelarlo es absurdo. Pero aún puede hacer algún bien”. Para Eva Kor, Groening puede expiar su participación en Auschwitz hablando sobre lo que fue el campo y el odio nazi, combatiendo el olvido y reconociendo la maldad de ese régimen.

Las ásperas críticas de otras víctimas
El abrazo de Eva Kor fue más que criticado por otras víctimas y sus familias.

No solo me criticaron, me llamaron traidora”, lamenta Eva.

Eva explica su firme visión sobre el poder del perdón. “Una víctima tiene el derecho a ser libre, y no puedes ser libre de lo que te hicieron a menos que te saques el peso de la carga diaria de dolor y furia y perdones a los nazis, no porque ellos lo merezcan, sino porque tú lo mereces”, explicó al Daily Mail.

“Cuando hablo con otros supervivientes y les pregunto por qué rayos mi perdón les daña, no tienen respuesta. Supongo que a las víctimas les gusta que haya más víctimas, que cuanto mayor sea la multitud, mejor. No lo entiendo”, añadió Eva.

“Setenta años después de la liberación, reunidos con otras 300 víctimas, muchos van por ahí repitiendo ‘pobre de mí, lo que me hicieron’… Yo no olvido lo que me hicieron, pero no soy una pobrecita, soy una mujer victoriosa que ha podido alzarse sobre su dolor y perdonar a los nazis”.

Mengele, el científico sin moral
Eva Kor y su hermana gemela Miriam, que entonces tenían diez años, estuvieron entre los 1.500 gemelos con los que Mengele experimentó.

Recuerda que Mengele le inyectó un “germen mortal”. "Él estaba junto a mi cama y se reía sarcásticamente leyendo mis gráficas de fiebre, diciendo que sólo me quedaban dos semanas de vida. De esas dos semanas sólo recuerdo que me arrastraba por el suelo del barracón para alcanzar un bote con algo de agua al otro extremo. Me arrastraba y me desmayaba repitiéndome: debo sobrevivir. Y lo hice”.

Eva sabía que si ella lograba sobrevivir alargaría la vida de su hermana Miriam, ya que el objetivo de Mengele era comparar el efecto del veneno mortal en las autopsias de ambos cadáveres. “Le fastidié el experimento y sobreviví”, dice triunfal. También sobrevivió su hermana, que murió en los años 80.

Eva Kor no es sólo un símbolo vivo de la resistencia del espíritu humano frente a una ciencia sin límites ni moral, sino del poder del perdón para vencer las heridas del odio.

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