Header Ads

El P. Pro S.I:

Miguel Agustín Pro Juárez (Guadalupe, Zacatecas, México 13 de enero de 1891 - Ciudad de México, 23 de noviembre de 1927) fue un presbítero católico, miembro de la Compañía de Jesús, acusado de participar en actos de sabotaje y terrorismo, en el contexto del conflicto Iglesia-Estado que afectó a México entre 1926 y 1929 (la denominada Guerra Cristera). Murió, sin juicio alguno ni desahogo de pruebas, junto con su hermano Humberto Pro Juárez, fusilado por un pelotón en una comandancia de la policía de la ciudad de México, ubicada entonces en lo que es ahora el Edificio El Moro de la Lotería Nacional. Fue beatificado por el papa Juan Pablo II en 1988.

Luego de que el gobierno de México decidió reglamentar los artículos 27 y 130 de la Constitución política del país en materia de relaciones Estado-Iglesia, una ola de descontento y protestas cundió por todo el país. Como consecuencia de ello se crearon la Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa y otras organizaciones de laicos, religiosos y sacerdotes católicos en México.

El padre Pro brindó durante ese periodo sus servicios como consejero espiritual y sacerdote a varias de esas organizaciones. Se hizo rápidamente popular entre los católicos mexicanos y, por ello mismo, fue visto con recelo por las autoridades que resentían su disposición a retar, muchas veces de manera jocosa, las restricciones impuestas por la nueva legislación

El ministerio público construyó un caso endeble que ha sido frecuentemente criticado tanto por el tipo de pruebas usadas como por las acusaciones levantadas en contra de los hermanos Pro y otros más. Fue decretada su muerte por fusilamiento, sin juicio alguno, solo por orden directa de Plutarco Elías Calles al general Roberto Cruz y a pesar de haberse obtenido un amparo a su favor: no fue permitida la entrada al actuario para presentarlo y lograr que se suspendiera la ejecución. El compositor Agustín Lara fue apresado y, según su propio testimonio en un programa de radio, estuvo encerrado en el mismo lugar donde el padre Pro pasó sus últimas horas.

La debilidad de las acusaciones y el carisma de Pro hicieron que muy pronto su caso se convirtiera no sólo en un ejemplo de los excesos cometidos por el gobierno de México en ese entonces, sino también para que se promoviera su causa de beatificación que, finalmente, fue admitida por la Santa Sede, por lo que ahora se le venera con los títulos de mártir y beato.

Su fiesta, como corresponde con los mártires, es el día del aniversario de su muerte, el 23 de noviembre, y fue instituida por Juan Pablo II el 25 de septiembre de 1988, en el contexto de las beatificaciones y canonizaciones de laicos, religiosos y sacerdotes víctimas de la represión durante el conflicto Iglesia-Estado de 1926-1929.

El actual papa ha instado a los jesuitas mejicanos que muevan la canonización del padre Pro en su viaje a la nación mejicana. Descanse en paz.

This entry passed through the Full-Text RSS service - if this is your content and you're reading it on someone else's site, please read the FAQ at http://ift.tt/jcXqJW.

No hay comentarios.

Con tecnología de Blogger.