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La historia de san Gamaliel, el rabino fariseo que salvó la vida de los apóstoles y de la Iglesia

Así es. Conocemos algunas pinceladas por medio de los evangelios canónicos y los Hechos de los Apóstoles acerca de Nicodemo y de algunos otros fariseos relevantes del judaísmo contemporáneo al nacimiento de Iglesia que se acercaron o incluso eran seguidores del cristianismo naciente. Gamaliel estaba entre ellos.

Se tiene erróneamente una percepción de total separación entre judíos y cristianos desde los primeros momentos del cristianismo. Pero la realidad fue diferente. La esperanza de la llegada del Mesías en los siglos anteriores y posteriores al año 0 atrajo a muchos judíos al seguimiento de Jesús. Una esperanza judía que desapareció con el tiempo, sobre todo con la destrucción de Jerusalén en el año 70 a manos de los romanos, y en el siglo II con las revueltas judías de Bar Kojba.


La reflexión teología judía posterior entendería que la verdadera llegada del Mesías será al final de los tiempos con la implantación del auténtico reino mesiánico, muy diferente al que se esperaba en esos siglos en torno al año 0.


Conocemos conversos judíos al cristianismo. Nicodemo, por ejemplo, doctor de la Ley y miembro del Sanedrín, por lo que no puede extrañar a nadie que también se encontrara el rabino Gamaliel. Por el Nuevo Testamento sabemos dos cosas claras de él: que fue maestro Saulo de Tarso (Hechos 22, 3), es decir de San Pablo –otro fariseo importante convertido al cristianismo-, y que en una reunión del sanedrín Gamaliel dio un sabio consejo que reivindicaría el sentido común y la consiguiente salvación de la vida de los apóstoles (Hechos 5, 34-42).


El gran consejo de Gamaliel

Los apóstoles, que preferían obedecer a Dios antes que a los hombres, como dice san Pedro en el Hechos de los Apóstoles (5, 29), predicaban las enseñanzas de Jesús a pesar de la prohibición de los judíos.


Cierto día, en una de las reuniones del sanedrín, se discutió sobre este tema, y había quien proponía matar a los apóstoles para evitar el contagio de sus doctrinas. El consejo de Gamaliel fue muy claro: “Desentedeos de estos hombres y dejadlos. Porque si esta idea o esta obra es de hombres, se destruirá; pero, si es de Dios, no conseguiréis destruirlos. No sea que os encontréis luchando contra Dios" (Hch 5, 38-39).


A pesar de esta propuesta tan atrevida, los demás asintieron y después de azotarlos, los dejaron libres. De esta manera salvó a los apóstoles de su muerte.


De acuerdo con tradiciones cristianas orientales que recoge el patriarca de Constantinopla Focio en el siglo IX, Gamaliel fue bautizado por san Juan y san Pedro, junto a su hijo Simeón.


Sabemos que murió entorno al año 50. Su cuerpo se perdió durante varios siglos hasta que finalmente lo encontraron en el siglo V, y fue llevado hacia occidente en donde actualmente se encuentra en la catedral de Pisa, Italia. Su fiesta se celebra desde los inicios del cristianismo y ésta cae el día 3 de agosto fecha en que se descubrieron sus reliquias en Jerusalén.



Aquí tenemos otra pista sobre Gamaliel. Parece ser que se apareció en sueños a san Luciano, en el siglo V. Hay una colección de ocho tablillas pintadas Bernardo Daddi y custodiadas en los Museos Vaticanos, del año 1345, que describen el martirio de San Esteban y la historia del descubrimiento de sus restos según se narra en la Leyenda Áurea de Jacobo de Vorágine.



La segunda tablilla, titulada “La aparición en sueños de San Gamaliel” a san Luciano, revela el lugar de su propia sepultura, así como la de los santos, Abbio, Nicodemo y Esteban.


Gamaliel, el judío


Gamaliel era nieto de Hillel, uno de los rabinos que más han influido en el judaísmo a partir del siglo I. De él son conocidas sus siete reglas para el estudio y la interpretación de la Biblia. Gamaliel, por su parte, llegó también a ser doctor de la Ley y príncipe (Nasí) del Sanedrín, el máximo tribunal religioso judío.




Gamaliel, además, fue el primer príncipe del sanedrín en recibir el título de Rabbán, “nuestro maestro”. El libro de Hechos de los Apóstoles dice de él que era “un doctor de la Ley con prestigio ante todo el pueblo" (Hch 5, 34).

Cuentan algunas fuentes que cuando Jesús siendo niño “se perdió” en el Templo de Jerusalén durante tres días, uno de los maestros de la Ley con los que hablaba era Gamaliel, junto a otros rabinos importantes como Shammai, de una escuela diferente a la de Gamaliel, y el propio Hillel.


En este momento de la vida de Jesús, cuentan las mismas fuentes, el propio Jesús le habría hecho a Gamaliel una profecía que se cumplió el día de su crucifixión. El cumplimiento de la misma hizo que se arrepintiese de su desconfianza en Jesús y se bautizase.


Los judíos piensan que Gamaliel murió y vivió siempre como judío fariseo y cuentan: "Cuando él murió, el honor del Torá (la ley) pereció, y que la pureza y piedad se extinguieron."



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