La curación milagrosa de un feto «abortable» abre las puertas a la beatificación de Pablo VI
El postulador de la causa, el padre Antonio Marrazzo, había elegido desde hace tiempo, entre las indicaciones de causas recibidas, un caso de curación que resultó ser, según los primeros exámenes, “inexplicable”. Hace un año, el 20 de diciembre de 2012, el Papa Ratzinger proclamaba la “heroicidad de las virtudes” de Pablo VI, cerrando así el proceso canónico. Para la beatificación faltaba solamente el reconocimiento de un milagro.
El presunto milagro que Marrazzo ha decidido presentar a la consulta tiene que ver con la curación de un feto que se llevó a cabo a principios de los años noventa en California. Durante el embarazo, los médicos habían encontrado graves problemas en el feto y, por las consecuencias a nivel cerebral que se dan en estos casos, los médicos habían sugerido que la única posible solución era el aborto. La mujer no escuchó el consejo de los médicos y se encomendó a la intercesión de Pablo VI, el Papa que en 1968 escribió la encíclica Humanae vitae.
El niño nació sin ningún problema, pero, para constatar que no hubiera ninguna consecuencia, los médicos esperaron a que fuera adolescente. Se trata, según había dicho Marrazzo hace un año a Radio Vaticana, de “un hecho verdaderamente extraordinario y sobrenatural, ocurrido gracias a la intercesión de Pablo VI”. “Una cura”, aseguraba el postulador de la causa, “en línea con el magisterio del Papa que escribió la encíclica Humanae vitae”, un milagro que tiene que ver con la “defensa de la vida expresada en la encíclica, pero también con la defensa de la familia, porque el documento habla del amor conyugal, no sólo de las vidas que nacen. Esta cura es lógica en la línea de Montini”.
En el último año se han intensificado las discusiones sobre el caso y se han confrontado las opiniones de varios médicos hasta el resultado final. El pasado mes de noviembre, el cardenal Angelo Scola, arzobispo de Milán, interviniendo en un convenio dedicado al viaje de Pablo VI en Tierra Santa, habló de una beatificación “que tendría que ser relativamente inminente”.
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