Francisco se reunió con novicios Franciscanos de la Inmaculada y respondió a sus preguntas
Los Franciscanos cantaron el Ave María de Fátima y renovaron en las manos del Papa sus votos de total consagración a la Inmaculada. Después, hicieron preguntas a Francisco sobre los temas más espinosos relacionados con la vida interna del instituto. El Papa Bergoglio se mostró informado de todo, sigue los acontecimientos de cerca y ha demostrado su aprecio en varias ocasiones por el padre Volpi, desmintiendo así que las acciones de gobierno del comisario y de sus colaboradores sean llevadas a cabo sin su conocimiento.
Después de la intervención por parte de la Santa Sede y la restricción del uso del misal antiguo, que, al contrario de lo que recoge la norma del motu proprio Summorum Pontificum, en el caso de los Franciscanos de la Inmaculada puede ser usado previa petición de autorización a los superiores, se han producido deserciones entre los frailes y seminaristas. De los 400 religiosos que hay en el mundo, unos cuarenta han pedido la dispensa de los votos; casi la mitad de éstos son seminaristas y por tanto todavía estudiantes que solo habían emitido los votos temporales.
Sobre el motu proprio, el Papa Francisco dijo que no quería separarse de la línea de Benedicto XVI, e insistió en que también los Frailes Franciscanos de la Inmaculada tienen la libertad de celebrar la misa antigua, aunque de momento, vista la polémica sobre el uso exclusivo de aquel misal –elemento que no forma parte del carisma de la fundación del Instituto- es necesario “un discernimiento” con el superior y con el obispo si se trata de celebraciones en iglesias parroquiales, santuarios y casas de formación. El Papa explicó que debe existir libertad, tanto para quienes que quieren celebrar el rito antiguo, como para quienes quieren el nuevo rito, sin que el rito se convierta en una bandera ideológica.
Hubo también una pregunta sobre la interpretación del Concilio Vaticano II. Francisco volvió a expresar su aprecio por la obra del arzobispo Agostino Marchetto , definiéndole como el “mejor hermeneuta” del Concilio. Y así respondió a la objeción según la cual el Vaticano II sería un Concilio pastoral que solo ha provocado daños a la Iglesia. El Papa dijo que a pesar de haber sido pastoral, contiene elementos doctrinales y es un concilio católico, reiterando la línea de la hermenéutica de la reforma en la continuidad del único sujeto Iglesia presentado por Benedicto XVI en el discurso a la Curia romana en diciembre de 2005. Recordó que todos los concilios han provocado ruido y reacciones, porque el demonio “no quiere que la Iglesia se haga fuerte”. Y dijo también que es necesario ir hacia adelante con una hermenéutica teológica y no ideológica del Vaticano II.
Francisco dijo que fue él quien quiso el cierre del instituto teológico interno de los Franciscanos de la Inmaculada (STIM), para hacer que los seminaristas estudien en las facultades pontificias teológicas romanas. Precisó después que la ortodoxia está garantizada por la Iglesia a través del sucesor de Pedro.
No faltaron momentos en los que Bergoglio citó recuerdos personales, hablando de fray Anselmo, un fraile de la Inmaculada de orígen filipino que conoció cuando era cardenal frecuentando la iglesia de Maria Santissima Annunziata en el Lungotevere, donde lo encontró por primera vez con el cubo en las manos mientras limpiaba. El fraile Anselmo hoy está en Nigeria. “Me ha enseñado humildad, me ha hecho mucho bien”, dijo Francisco.
Al final del encuentro el Papa saludó personalmente a todos los presentes. Dos de ellos le manifestaron su perplejidad por el trato que se ha dado al fundador, el padre Stefano Manelli. Uno de estos dos seminaristas varios días después del encuentro anunció su decisión de dejar el noviciado.
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