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¿Quién era el pastor que se apareció en la batalla de las Navas de Tolosa tal día como hoy?

 
 
            Celebramos hoy una de esas fechas gloriosas de nuestra historia que no es otra que el aniversario, el número 803, de la gran batalla de las Navas de Tolosa de 1212, también llamada la batalla de los Tres Reyes, en la que las tropas de Alfonso VIII de Castilla, Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón vencen a los almohades poniendo fin, por un lado, a la amenaza de que éstos se extendieran por toda la península repitiendo los momentos de mayor esplendor del Califato de Córdoba y del poderío islámico, y afianzando, por otro, las posiciones que harán posible que casi tres siglos después se ponga fin definitivamente a la Reconquista Española.
 
            Sobradamente conocida es la historia por la cual un pastor se presenta en el campamento cristiano, concretamente en la tienda del Rey Alfonso, que se encuentra a solas con el capitán aragonés García Romero, para indicar a los cristianos el camino que les permitirá franquear la cordillera y llegar hasta los musulmanes. Antes de valerse de la valiosa información, D. Diego López de Haro y el propio García Romero inspeccionan el camino, que no es otro que el que hoy se llama camino de la Umbría del Monte Megaña y permite franquear el paso natural de Puerto del Rey, por donde los cristianos llegan a una colina de cima plana conocida como la Mesa del Rey.
 
            Por lo que hace al pastor que hoy es objeto de nuestro interés, Rodrigo Ximénez de Rada, Arzobispo de Toledo, Canciller de Castilla, y testigo presencial de la batalla en la que él mismo participa, se refiere a él en su obra “Rebus Hispaniae” con estas palabras:
 
            “El mérito de este curioso personaje fue el de indicar a los cristianos un camino accesible para flanquear la Cordillera Mariánica y llegar sin problemas hasta los musulmanes”.
 
            Alfonso VIII, en carta que remite al Papa, se limita a decir que “nuestros magnates que iban en la vanguardia, guiados por un rústico que Dios nos envió impensadamente, encontraron allí mismo otro paso bastante fácil”.
 
            Y aunque de acuerdo con las crónicas anteriores el sacerdote navarro José de Moret Mendi (1615-1687) en sus “Anales del reino de Navarra” indique que del pastor no se supo nunca el nombre, las versiones sobre su identidad se van a prodigar en adelante.
 
            La Crónica de Castilla y la Crónica de Veinte Reyes lo consideran un ángel:
 
            “Mas commo quier quel pastor semejase, cyerto era ángel mandadero de Dios”.
 
            Según una segunda versión no por más humana menos sobrenatural, el pastor no es otro que San Isidro, sí señores, el santo patrono de la ciudad de Madrid. Así lo habría reconocido Alfonso VIII, que no se percatará de su identidad hasta que tiempo después de la batalla, al pasar por Madrid y visitar la iglesia de San Andrés, ve el cuerpo incorrupto del santo y exclama: “¡Este es el pastor que nos enseñó el camino y nos llevó a la victoria”. Si sí como si no, el monarca se muestra generoso con el santo al que regala un arca de madera recubierta con pinturas alusivas a su vida para albergar su cuerpo, que se encuentra hoy en la catedral de la Almudena.
 
            El militar y cronista Gonzalo Argote de Molina (1548-1596), por último, nos aporta una versión algo más terrestre de la cuestión, y nos dice sobre el pastor:
 
            “Llamábase este pastor Martin Alhaja, el cual había dado por seña á D. Diego López de Haro y á D. Garia Romeu, que en aquel paso que les mostraría hallarían la calavera de una vaca que los lobos poco tiempo había le habían comido, y luego que a aquel lugar llegaron hallaron la cabeza de la vaca que Martín Alhaja les había referido. Por lo cual el rey le dió por armas siete jaqueles rojos en campo de oro, y una orla con seis cabezas de vaca blanca en campo azul, y fué llamado el de la cabeza de vaca. Y sus descendientes conservaron este apellido”.
 
            Versión de acuerdo con la cual, el pastor daría origen al célebre linaje de los Cabeza de Vaca, entre cuyos más ilustres miembros nos encontramos a Alvar Núñez Cabeza de Vaca que entre 1527 y 1536 recorre a pie todo el sur de los Estados Unidos, escribiendo la que se puede considerar la primera crónica de la historia norteamericana, titulada “Naufragios”.
 
            Y sin más por hoy sino desearles como siempre que hagan Vds. mucho bien y no reciban menos, me despido hasta mañana.
 
 
            ©L.A.
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